Para
poder hacer referencia al término discapacidad intelectual, es
necesario que nos remontemos a las concepciones que se han tenido de
este aspecto a lo largo de la historia.
En
primer lugar, debemos remontarnos a las antiguas culturas griegas y
romanas, las cuales, a través del papiro de Tebas, fueron las
primeras en hacer referencia al término “discapacidad
intelectual”. Es importante destacar que en este momento se
consideraba que estas personas no debían permanecer en la sociedad,
por lo que se las sacrificaban. Es por esto que a esta etapa se le
considera la “era del exterminio”.
Posteriormente,
en la Edad Media algunas personas intentan dar cobijo a las
consideradas con “discapacidad intelectual”(en este momento
histórico este término no se utilizaba). Aunque muchas otras
seguían considerando que eran personas poseídas por el demonio.
Esta concepción acaba a partir del decreto llevado a cabo por
Enrique II de Inglaterra, dónde se establece la protección de los
entonces llamados “tontos naturales”.
No
es hasta el S XVII y XVIII cuando se descarta por completo la idea de
posesión demoniaca.
A
partir del S XIX se lleva a cabo la primera clasificación de retraso
mental, llevada a cabo por Howe, esta se basa en la siguiente
clasificación:
- Idiotas: masa de carne y hueso en forma humana.
- Tontos: sólo un reflejo, apenas imperceptibles, de razón.
- Simplones: es posible que consigan la orientación individual simple.
A
partir de aquí ya entramos en el S XX, dónde la concepción poco a
poco se acerca más a la actual. A continuación, haremos referencia
a algunas de las definiciones que les dan los distintos autores.
Uno
de ellos, fue Ireland (1900) dónde define la Idiocia ( que
equivaldría al concepto de .discapacidad intelectual en la
actualidad), como:“
deficiencia mental o estupidez extrema que depende de la desnutrición
o de una enfermedad en los centros nerviosos, que se presenta antes
del nacimiento o antes de la evolución de las facultades mentales,
durante la niñez”.
Otros,
como Zazzo (19960) añaden que el problema no radica en que el
desarrollo no se lleve a cabo adecuadamente, sino en una evolución
más lenta del mismo.
Es
en 1992, cuando se lleva a cabo el modelo de “American
Association on Mental Retardation” (A.A.M.R.).
Éste propone una definición de retraso mental que supuso un cambio
radical, alejándose de la concepción del retraso como
característica del individuo, para hacer referencia a una idea
basada en la integración de la persona y de su propio contexto.
Dicha definición
es la
siguiente:
“El
retraso mental es una discapacidad caracterizada por limitaciones
significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta
adaptativa que se manifiesta en habilidades adaptativas conceptuales,
sociales y prácticas. Esta discapacidad comienza antes de los 18
años”.
Además,
dicho modelo se basa en 5 grandes dimensiones que hemos de tener en
cuenta, estas son las siguientes:
- Habilidades Intelectuales: Déficit en el desarrollo de las habilidades de razonamiento.
- Conducta Adaptativa: Déficit en el desarrollo de las habilidades sociales, conceptuales y prácticas.
- Participación, interacción, roles: Déficit en el desarrollo de las interacciones con los demás.
- Salud física y mental: Déficit en el desarrollo físico y psíquico del propio niño.
- Contexto: Déficit en el desarrollo de habilidades sociales con su entorno.
Los
apoyos que se les pueden ofrecer a los niños que presenten esta
discapacidad pueden ser de varios tipos, entre ellos encontramos los
siguientes:
- Intermitentes: apoyos ocasionales.
- Limitados: apoyos que se llevan a cabo en un periodo de tiempo determinado.
- Extensos: Apoyo continuado sin límite de tiempo.
- Generalizados: Apoyos continuados en el tiempo y de alta intensidad.
Este
modelo fue aceptado durante unos años, hasta que la Organización
Mundial de la Salud en 2001, desecha el concepto de “retraso
mental” y pasa a llamarlo discapacidad intelectual.
Es
en este momento cuando la anterior A.A.M.R pasa a llamarse A.A.I.D.D
(2010) (Asociación americana sobre discapacidades intelectuales y
del desarrollo). Aceptando así el hecho de que el término retraso
mental queda obsoleto, y apostando por el de discapacidad
intelectual.
Es
por esto, que la explicación actual de discapacidad intelectual se
basa en la idea de que es importante tener en cuenta el contexto en
el que se desarrolla el niño, además de enfatizar la importancia de
los apoyos que debe aportar la sociedad en vez de la discapacidad en
sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario